Ejercicio
de estrofas.
Realizar
siguiendo el ejemplo del poema 1.
Estrofa
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Medida
de versos
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Es-que-ma
de rima
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Clase
de rima
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Nombre
estrofa
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1
En
el corazón tenía
la
espina de una pasión;
logré
arrancármela un día:
ya
no siento el corazón
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8
8
(7+1)
8
8
(7+1) |
a
b
a
b
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Conso-nante
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Cuarteta
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2
La
tarde más se oscurece
y
el camino que serpea
y
débilmente blanquea
se
enturbia y desaparece. |
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3
Yo
vi sobre un tomillo
quejarse
un pajarillo |
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4
A
mí una pobrecilla
mesa
de amable paz bien abastada
me
baste, y la vajilla
de
fino oro labrada
sea
de quien la mar no teme airada. |
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5
¿Qué
tengo yo que mi amistad procuras?
¿Qué
interés se te sigue, Jesús mío,
que
a mi puerta, cubierto de rocío,
pasas
las noches del invierno oscuras? |
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6
El
dueño fui de mi jardín de sueño
llenos
de rosas y de cisnes vagos;
el
dueño de las tórtolas, el dueño
de
góndolas y liras en los lagos |
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7
¡Qué
bien a la madrugada
correr
en las vagonetas
llenas
de nieve salada
hacia
las blancas casetas! |
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8
Cuando
las estrellas clavan
rejones
al agua gris,
cuando
los erales sueñan
verónicas
de alhelí,
voces
de muerte sonaron
cerca
del Guadalquivir. |
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¡Oh,
terremoto mental!
Yo
sentí un día en mi cráneo
como
el caer subitáneo
de
una Babel de cristal |
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9
Y
antes que poeta, mi deseo primero
hubiera
sido ser un buen banderillero |
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10
Yo
soy aquel que ayer no más decía
el
verso azul y la canción profana,
en
cuya noche un ruiseñor había
que
era alondra de luz por la mañana. |
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11
Y
todo un coro infantil
va
cantando la lección:
mil
veces ciento, cien mil;
mil
veces mil, un millón. |
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12
Es
algo formidable que vio la vieja raza;
robusto
tronco de árbol al hombro de un campeón
salvaje
y aguerrido, cuya formidable maza
blandiera
el brazo de Hércules o el brazo de Sansón. |
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13
Venturoso
es el futuro,
como
aquellos horizontes
de
pórfido y mármol puro
donde
respiran los montes. |
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14
La
música despliega en claridades
las
ilusiones del sonido mismo.
Pendiente
de los cielos hay ciudades
vencedoras.
Resaltan con su abismo. |
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15
¡Qué
triste es tener sin flores
el
santo jardín del alma,
soñar
con almas en flor,
soñar
con sonrisas plácidas,
con
ojos dulces, con tardes
de
primaveras fantásticas...!
¡Qué
triste es llorar, sin ojos
que
contesten nuestras lágrimas,
estando
toda la noche,
como
unos ojos, mirándolas!
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16
Ya
es corazón mi lengua lenta y larga,
mi
corazón ya es lengua larga y lenta...
¿Quieres
contar sus penas? Anda y cuenta
los
dulces granos de la arena amarga. |
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17
Tendió
las redes, ¡qué pena!
Por
sobre la mar helada.
Y
pescó la luna llena,
sola,
en la red plateada.
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18
La
luz que del cielo vino,
la
luz que del cielo viene,
ya
junto al mar se detiene,
¡quizás
no sabe el camino!
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19
El
céfiro que vuela como un ángel nocturno,
da
el amor de sus alas al monte taciturno,
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20
y
blanca como un sueño, en la cumbre del monte,
el
ave de la luz entreabre el horizonte.
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21
Si
de mi baja lira
tanto
pudiese el son, que en un momento
aplacase
la ira
del
animoso viento,
y
la furia del mar y el movimiento |
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22
Las
piquetas de los gallos
cavan
buscando la aurora,
cuando
por el monte oscuro
baja
Soledad Montoya.
Cobre
amarillo, su carne
huele
a caballo y a sombra.
Yunques
ahumados, sus pechos,
gimen
canciones redondas.
-Soledad,
¿por quién preguntas
sin
compaña y a estas horas?
-Pregunte
por quien pregunte,
dime,
¿a ti qué se te importa?
Vengo
a buscar lo que busco,
mi
alegría y mi persona.
-Soledad
de mis pesares,
caballo
que se desboca
al
fin encuentra la mar
y
se lo tragan las olas. |
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23
Apegado
al sillón y a la tristeza,
a
esta amarilla y gris melancolía;
abulia,
depresión, monotonía,
esperando
ese sol que nunca empieza,
esa
luz que se lleve mi pereza,
buscando
entre las sombras una vía
que
me acerque las claves algún día
de
ese mundo inmortal de la belleza.
Libando
entre mil flores variopintas,
yo
seguí un laberinto enmarañado.
Ya
está bien de pisar huellas ajenas.
Cargando
mi almacén de turbias tintas,
con
mi voz mancharé el inmaculado
papel
que a ti, lector, pondrá cadenas.
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